El calabacín es una de las hortalizas más populares en el hogar. Por eso muchos hogares intentan cultivarlo en su huerto. Pero antes de poder cosecharlo, las semillas de calabacín deben germinar.
De hecho, las semillas deben convertirse en plántulas antes de que puedas cultivar verdaderas plantas de calabacín. Puedes hacerlo en casa, aunque no seas un cultivador profesional.
¿Cómo germinar semillas de calabacín en casa?
Si germinas semillas de calabacín en casa, tienes una gran ventaja, sobre todo si vives en regiones donde las temporadas de cultivo son bastante cortas. Germinar en el interior permite que tus plantas crezcan rápidamente y produzcan frutos antes que otras plantas del jardín.
Además, si plantas las plántulas en casa, tus calabacines estarán a salvo de las enfermedades y plagas que pueden arruinar el crecimiento de las plántulas.
Aquí tienes todo lo que necesitas para sembrar tus plantones
Para germinar semillas de calabacín en casa, lo único que necesitas son semillas de calabacín. Puedes comprarlas en tiendas especializadas de confianza.
Luego necesitarás un abono especial para semillas o tierra para macetas. También necesitarás una pequeña maceta de turba o un vaso de plástico para plantar las semillas.
También puedes crear un entorno similar al de un invernadero con una bandeja y una cubierta de plástico transparente.
3 formas de germinar semillas de calabacín
Método del papel húmedo
Tome un trozo de papel de cocina y humedézcalo ligeramente con agua. Coloca las semillas de calabacín sobre el papel húmedo, dóblalas suavemente e introdúcelas en una bolsa de plástico con cierre. A continuación, coloca la bolsa en un lugar cálido y con mucha luz para acelerar la germinación.
Método de remojo
Remoja las semillas de calabacín en una taza de agua a temperatura ambiente entre 12 y 24 horas. Este remojo ayudará a ablandar la cáscara de la semilla para favorecer la germinación. A continuación, colócalas en una maceta con tierra húmeda en un lugar cálido y luminoso.
Método de la bolsa de plástico
Coge una bolsa de plástico y llénala de tierra húmeda para macetas. Entierra las semillas de calabacín en la tierra y cierra la bolsa. A continuación, haz pequeños agujeros para asegurar la circulación del aire. Coloca la bolsa en un lugar cálido: cerca de un radiador o en el alféizar de una ventana soleada. La bolsa crea un efecto invernadero que favorece la germinación de las semillas.